Una conductora de tren, un museo y un móvil con 1% de batería. Historia colaborativa de la sección «Continúa la historia» escrita por estudiantes de español como lengua extranjera.

«La maquinista» – Continúa la historia
Corto animado para trabajar la comprensión audiovisual, aprender el vocabulario básico de las emociones y fomentar el respeto hacia los animales
Introducción
Ejercicios
Capítulo I
Instrucciones
Aquí tienes el capítulo I de Paul Barrette, 63 años, de Canadá. Estudiante de español en la Escuela Intercultura en Sámara en Costa Rica. Escúchalo y completa las actividades correspondientes. Si quieres inventar el siguiente capítulo, tienes las premisas en el próximo apartado. Y si quieres que tu texto pueda ser publicado, escribe el capítulo IV bajo las premisas que aparecen en el último apartado de la actividad:
Capítulo II
Instrucciones
Aquí tienes el capítulo II escrito por un grupo de estudiantes de Kisp-cvo, un centro de enseñanza para adultos en Aalst (Flandes, Bélgica). Los autores y las autoras de este capítulo son: Rita, Martine, Magda, Trui, Mady, Monique, Wim, Annick, Ignace y Ronny y tienen entre 55 y 75 años. Escúchalo y completa las actividades correspondientes. Si quieres inventar el siguiente capítulo, tienes las premisas en el próximo apartado. Y si quieres que tu texto pueda ser publicado, escribe el capítulo IV bajo las premisas que aparecen en el último apartado de la actividad:
Capítulo III
Instrucciones
Aquí tienes el capítulo III escrito por Alicja Wojciechowska una estudiante de español de Polonia. Escúchalo y completa las actividades correspondientes. Si quieres inventar el cuarto capítulo, tal y como han hecho estos alumnos, las premisas son las que aparecen en el último apartado de la actividad:
Capítulo IV
Instrucciones
Si quieres escribir el cuarto capítulo, sigue las instrucciones:

Este capítulo debe empezar así:
“Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente…»
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73 comentarios
James McGuire
Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente.
Al cabo de un rato, Naoko se dio cuenta de que Sonia estaba muy callada.
– Entiendo que tienes muchas preguntas, si quieres preguntarme algo, este es el momento.
Sonia pensó.
– ¡Por supuesto que tengo muchas preguntas! Estoy en una situación muy loca, con espías y gobiernos y galletas secretas.
Por las siguientes horas, las mujeres hablaron sobre los artefactos, sus misiones, sus jefes y gobiernos, todo mientras el bar estaba muy concurrido, con los sonidos del karaoke, las conversaciones, la preparación de bebidas y el ladrido de un perro desde el fondo del bar.
Después de que Sonia había resuelto casi todas sus dudas, se sintió más cómoda al saber que Naoko estaba en su equipo. Entonces, le hizo la pregunta más importante, que había estado viviendo en su cerebro durante las horas anteriores.
– ¿Quién es la campeona esprint? ¿Nat…?
De repente, Sonia sintió algo muy extraño, como un cambio en el ambiente.
– ¿Qué estabas diciendo? – Dijo Naoko.
Pero Sonia no respondió. Estaba mirando alrededor del bar y notó que se había silenciado de pronto. Las demás personas se habían ido y la música sonaba más suave, casi como un susurro. Sonia miró a la entrada… nada, luego miró a la cocina justo a tiempo para ver a la campeona de esprint saliendo por la puerta trasera.
Naoko también se había dado cuenta del mismo cambio en el ambiente.
– Sonia, creo que necesitamos irnos.
– Sí, salgamos por atrás.
Cuando las mujeres se estaban levantando, tres gánsteres japoneses vestidos con trajes negros entraron al bar.
– ¡Corre! – Gritó Naoko
Las dos corrieron a la cocina. Naoko abrió la puerta y encontró la salida, Sonia estaba detrás de ella, pero cuando cruzaba la puerta de la cocina, pisó en un cazo con pienso.
Sonia cayó y se golpeó la cabeza en una mesa. Después de un momento se levantó, pero los gánsteres estaban entrando. Entonces, alguien pateó la puerta, que golpeó al primer gánster en su rostro y rompió su nariz. La persona, a quien Sonia no alcanzaba a identificar, lo empujó sobre los otros gánsteres. En ese momento, Sonia tuvo tiempo para correr a la salida.
– ¡Vete, rápido! – Gritó la mujer en un acento ruso – Naoko está justo al final de la calle.
Jahel Virallonga Chavarrías
¡Hola James! Muchas gracias 🙂
Bernard THOMASSEY
Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente : no tenía nada de especial. Decidió ponerla con el sobre en el bolsillo interior de su chaqueta y subió la cremallera. Esperaría hasta la noche para leer la tarjeta de memoria.
Luego su mirada se deslizó hacia el segundo sobre, en el que pensaba encontrar más explicaciones. Estaba vacío. Su cara se oscureció porque no era ella la que llevaba la batuta y eso nunca lo aguantaba.
«¡Medida de seguridad!», dijo Naoko, «para ti, para nosotras,» señalando a la cantante, «pon tu pasaporte en este sobre.». Siguió hablando, bebiendo un vaso de nihonshu como si nada. Le enseñó que se le entregaría otro pasaporte para que nadie se entere de dónde venía.
Sonia intentó recuperar la iniciativa: «Ya veremos. ¡Proporcióname un adaptador, mi móvil está agotado!».
«Claro, lo hemos arreglado en el avión para que no puedas usarlo: tu jefe no debe saber nada de lo que haces. Déjalo en el sobre. Te devolveremos todo más tarde. Recibirás también esta tarde un móvil seguro y un cazo con pienso.»
Esta vez, Sonia estalló «¡Joder! ¿Me estás tomando el pelo? ¿Un cazo de qué? Debes saber que esta misión, el presidente mismo…»
“¡Basta con tu presidente!” la cortó Naoko, “se trata de tu jefe…” y volvió a hablar más suavemente: «Un cazo con pienso, lleno de somnífero. Será imprescindible para tu misión mañana. Los detalles están en la tarjeta de memoria. Ahora debo irme, no volveremos a vernos. Otra agente te contactará a su tiempo» añadió antes de salir del bar sin despedirse.
La cantante también había desaparecido. La situación se volvió delicada. ¿Qué hacer? ¿Fiarse de Naoko? ¿llamar a la DIS? Ahogada en sus pensamientos, Sonia no se dio cuenta de que, a unos metros, un tío la observaba discretamente.
Jahel Virallonga Chavarrías
¡Gracias Bernard! ¡Saludos! 🙂
Matías
Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente…
Por Díos! De verdad todo era mucho más complicado de lo que le había dicho su gobierno. La tarjeta de memoria en la
galleta de jengibre contenía otras sorpresas para Sonia: Naoko trabajaba para el gobierno japonés como astronauta y como espía. Eso no fue una sorpresa tan grande, porque Sonia ya había encadenado estos dos elementos en su lógica. Lo
que le sorprendió fue que ambos gobiernos – el de Costa Rica y el de Japón – sabían que existía la Sociedad Internacional de Espías, y ambos presidentes conocían a Naoko. El presidente de Costa Rica había organizado el encuentro entre
Sonia y Naoko con el presidente japonés. Otra sorpresa en la tarjeta de memoria fue
el hecho de que el rey de España había hablado con el emperador japonés sobre el
hallazgo de los japoneses de Costa Rica antes los españoles. Pero no fue la verdad
histórica. En verdad los españoles y los japoneses habían descubierto Costa Rica
más o menos en el mismo tiempo. Mientras los españoles lograron la cuesta
atlántica, los japoneses pisaron Costa Rica en la costa pacífica. Los dos se
encontraron más tarde en el altiplano de la hodierna capital, San José, donde
firmaron un documento de la bipartición de Costa Rica, con la parte occidental en el
poseso del imperio japonés y la parte oriental en el poseso del Reino de Castilla y
Aragón. Eso sucedió en un período de crisis en Japón, el así llamado “período de los
reinos litigantes”. Japón estaba tan ocupado en si mismo que no tenía ni la fuerza ni
las ganas de controlar su parte costarricense, y así España conquistó toda Costa
Rica. Para eliminar cada huella japonesa, los españoles robaron el documento que
habían firmado junto a los japoneses y lo escondieron en una biblioteca secreta en
Toledo. Lo que no sabían fue el hecho de que los japoneses tenían una copia en la
biblioteca imperial en Kyoto. Así el servicio secreto de Japón descubrió todo eso
hace algunos años. Para mantener el equilibrio político y económico en Centro
América, los dos países estaban organizando una conferencia internacional en San
José, Costa Rica, para informar al mundo de eso. Pero todo estaba en un momento
de crisis, y eso el servicio secreto japonés lo sabía gracias a Natasha. De verdad, la
sorpresa más explosiva en la galleta concernió a Natasha:
Ella era una doble agente. En 2020 Putin se había enamorado de ella, que ya era
muy famosa como campeona del mundo del esprint. Fue celebrada como
“campeona del esprint más guapa del mundo”. Por eso Putin se enamoró de ella.
Natasha había pasado algunos años felices con el presidente ruso – hasta el
momento en el cual estalló la guerra en Ucrania. Natasha no se puso de acuerdo
con la guerra de Putin, y un día criticó severamente la crisis que había provocado
con la invasión. Putin respondió con un acceso de cólera, lo que abrió los ojos a
Natasha. Se dio cuenta del peligro en el cual se encontraba, y así decidió luchar por
la paz. Por casualidad encontró a Naoko en una conferencia internacional. De ese
encuentro nació una amistad entre las dos mujeres, y así Natasha se enteró de la
Sociedad Internacional de Espías. Por eso se unió a la Sociedad, sabiendo que se
encontraba en una situación peligrosísima y que Putin no debería nunca saber de su
existencia como espía de la Sociedad.
Leyendo todo eso en la galleta, Sonia se maravilló más y más. ¡Pero todavía no fue
todo! Durante una cena con Putin (Natasha siempre fingió amarlo) Putin le contó
sobre un hallazgo de los servicios secretos rusos: Habían descubierto lo del hallazgo
japonés de Costa Rica. Y Putin tenía una idea diabólica: decir que los primeros
descubridores de Costa Rica no eran japoneses, si no rusos que habían parado en
Japón antes de continuar su camino naval hasta Costa Rica. Entonces su idea fue
de no solo desestabilizar toda Europa con la guerra en Ucrania, si no también toda
Centro América y toda América latina con la mentira de que Costa Rica hubiera sido
descubierta primero por los rusos.
Entonces la tarea de la Sociedad fue organizar la conferencia internacional en Costa
Rica e informar a todos los gobiernos democráticos de la verdad, antes de que Putin
y su gobierno desestabilizaran el mundo aún más. Sonia se dio cuenta de que había
que actuar rápidamente, no solo para salvar el mundo de más proyectos diabólicos
de Putin, sino también para salvar a Natasha. Cada día perdido era un día más de
peligro mortal para Natasha, porque en el momento en que Putin descubriera la
doble naturaleza de su amada, Natasha no estaría más segura en ningún lugar del
mundo. Ya habían envenenado y matado a muchos oponentes de Putin los del
servicio secreto ruso, y la venganza de Putin con una amante traidora sería todavía
más despiadada.
Sonia comió la galleta y se apresuró a encontrar a Naoko y Natasha y a hacerse
miembro de la Sociedad. ¡Había que salvar el mundo!
Jahel Virallonga Chavarrías
¡Wow Matias! ¡Qué inspiración! Muchas gracias ¡Saludos!
Glenna
Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente. Naoko dijo: “Sé que todo esto suena muy raro pero es la verdad. La Sociedad existe y necesitamos tu ayuda. Tenemos pruebas que tu presidente está trabajando con algunos políticos en Japón y Rusia para robar los artefactos indígenas costarricenses. No tengo tiempo para explicarte todos los detalles pero tenemos que pararlos antes de que causen un escándalo internacional. Por favor, lee la información que está dentro de la tarjeta de memoria.” Sonia se sentía agobiada y mareada. Había miles de preguntas deambulando en su cerebro. Abrió la boca para hablar pero de repente, un cachorro blanco, moteado de negro, apareció, saltando y ladrando a los pies de Sonia e interrumpió sus pensamientos. Natasha había terminado su canción y se dirigía hacia Sonia y Naoko con un cazo con pienso en sus manos. En el cazo había pintada una guacamaya de colores resplandecientes. Natasha puso el cazo en el suelo y el cachorro empezó a zamparse su comida. Natasha apareció muy intranquila. Susurró a Naoko, “Hay algunos de los implicados aquí en el bar ahora.” Naoko se inclinó hacia el cachorro y sacó de su bolsillo un pañuelo borgoña de terciopelo, plateado en los bordes. El cachorro olfateó el pañuelo. Sonia se percató que había una inscripción en esta pieza de tela. Las letras estaban borrosas, pero al fijarse, Sonia pudo ver las palabras “dooka,” “oktara,” y “koora” escritas en malécu jaíka, que significa “uno,” “piedra” y “árbol.” Pensó inmediatamente en las piedras talladas con petroglifos escondidos en la selva en su tierra nativa. Una vez Natasha ordenó, “¡Biscote, busca!” De pronto el cachorro se fue corriendo hasta el fondo del bar. Las tres espías siguieron sigilosamente a Biscote.
Jahel Virallonga Chavarrías
Muchas gracias Glenna por tu participación. Saludos.
Paul Barrette
Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente. En ese mismo momento, Julio, el gallo del vecino de en frente, cacareó como lo hacía cada mañana justo después de las cinco, invitando a su dueño a sacar las gallinas de su jaula y traerle a la cabra su cazo con pienso. Sonia había dormido a pierna suelta. Se estiró, bostezó, sin salir todavía de esa agradable somnolencia. Pero de repente, se abrió los ojos de par en par, se enderezó en su cama y exclamó: “¡Era un sueño!” No podía creérselo. “EsperaEsperaEspera”, se dijo mientras comprobaba donde acababa lo real y empezaba lo irreal. “Los artefactos, sí. La misión, sí. … Ya.” Es decir, nunca se había ido de Tonjibe, su pueblo natal. Pero sí que tenía una cita con unas personas que no conocía cerca del volcán Irazú. Ese volcán es el más alto de Costa Rica. Su última erupción tuvo lugar en 1723. Al noreste de su cráter todavía activo, tres cuevas fueron descubiertas hace pocos años. Seguro que tenía que ver con los artefactos.
Al indagar los detalles del asunto que le habían encargado, se dio cuenta de que era bastante enmarañado y muy insólito. Necesitaba el auxilio de una persona que podría ser una clave para descifrar un enigma. Era una anciana que había pasado toda su vida en la pulcritud del bosque, huyendo de la modernidad, cualquiera fuera su forma. Ahora le tocaba a Sonia convencer a su superior de la pertinencia de esta asociación fuera de lo usual. Además, al parecer, ella nunca se separaba de su mascota, un mono ardilla. Se decía en su entorno que el animal era dotado de poderes misteriosos, o sea, nada muy creíble, por supuesto.
Jahel Virallonga Chavarrías
¡Muchas gracias Paul por este texto! Un saludo,
irene
Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente. Sonia abrió la galleta y encontró, como le habían dicho, una tarjeta de memoria.
Ella puso la tarjeta en su bolsillo para poder verla más tarde en casa. Sonia se despidió de Naoko y de la campeona de esprint para subirse al coche e irse a casa.
Al llegar a casa su perro salió corriendo y se abalanzó sobre ella con entusiasmo y las cosas cayeron por todos lados, incluida la galleta la cual vio el perro y se la comió.
– Oh no… ¿cómo has podido comerte mi información? ¿qué voy a hacer ahora?
Sonia busca la forma para poder recuperar la tarjeta de memoria, comienza a buscar por internet si hay alguna forma de recuperarla del sistema digestivo de su perro. pero no consigue dar con una respuesta valida.
Entonces decide que lo mejor será comentar lo ocurrido con Naoko e intentar encontrar la solución juntos, así que decide llamarle.
– ¿Qué has dicho? ¿Qué el perro se ha comido la tarjeta? – dijo Naoko sorprendido.
– Lo sé, es increíble, pero tú me has dado una galleta y a mi perro le encantan las galletas- dijo ella echándole la culpa.
– No te preocupes Sonia tengo algunos contactos y la organización que podría ayudarnos. Déjame buscar y te llamare tan pronto como tenga información. – dijo él en tono tranquilizador.
Una vez más tranquila Sonia decide ir a prepararse un bocadillo dado que no había comido en todo el día. Al entrar en la cocina ve algo brillar en el cazo con pienso de su perro. Entonces corre hacia el cazo y tras remover el pienso encuentra la tarjeta de memoria.
Aliviada vuelve a llamar a Naoko para avisarle de su hallazgo y corre hacia el ordenador para ver la información.
Jahel Virallonga Chavarrías
Hola Irene, muchas gracias por participar. ¡Genial! Saludos.
Lisa Kucman
Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente…”
“Podrías darme la dirección al hotel?” Ella necesitaba tiempo para ver la tarjeta de memoria, un cargador para el teléfono, y una siesta, desesperadamente.
Después del regreso al hotel, Sonia pensaba “Si es correcto que Natasha y Naoka son miembros del grupo que trabajan para la paz mundial, ellas deberían estar a favor de regresar las obras de artes costarricense de Japón, no?” Pero no estaba 100 % segura de que esto fuera verdad.
Después de una siesta donde ella durmió poco, metió la tarjeta de memoria en su computadora. En la página apareció una planta de jengibre. En el menú estaban los nombres Natasha y Naoka, y dos otros. Y, por una razón desconocida, una foto de una olla. Sonia hizo clic en la foto y vio un título, repatriación de los artefactos. Esto era prometedor.
Jahel Virallonga Chavarrías
Hola Lisa, qué bien que nos has enviado tu capítulo. Muchas gracias. Saludos.
Melissa M.
Sonia no podía entender como una galleta de jengibre se convirtió en el símbolo de una organización. Las galletas son para comer. Ella no sabía qué hacer. Ella tenía dudas sobre ellos.
Se dio cuenta de que necesitaba creerles o irse. Ella decidió creerles. Empezó a poner la galleta sobre su boca.
Naoko empezó a gritar “NO!!!!”
Sonia respondió “¿Por qué estás gritando? No me dijiste nada sobre esta galleta. Yo no sé lo que necesito hacer con esto.
“No te lo comes para unirte a nosotros. Necesitas ir conmigo y te lo digo todo al rato.”
Sonia se movió con vacilación pero decidió que ella tenía que confiar en Naoko si quiere saber la verdad. “Okay,” respondió y ella se movió para seguirla
Jahel Virallonga Chavarrías
¡Melisa! Muchas gracias por mandarnos tu capítulo. Un saludo grande.
Julie Schäfer
Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente.
En ese momento, por el rabillo del ojo, Sonia notó que un hombre de constitución fuerte entró en el bar con un perro grande. Un escalofrío recorrió su espalda. Había tenido una mala experiencia con un bulldog como ese cuando era pequeña y todavía se congelaba cada vez que se encontraba con uno.
El hombre vino a la mesa y se sentó. Sonia se dio cuenta con sorpresa de que otros dos espías lo conocían, pero ellos no le sonrieron ni le dijeron nada.
– Estoy encantada de conocerte Sonia, soy Kim, el colega de Naoko. Nos enfrentamos a una peligrosa misión, crucial para proteger la paz mundial. Tenemos que evitar un asesinato y necesitamos tu ayuda. La tarjeta de memoria contiene la información sobre quién, dónde y cuándo… Kim non pudo terminar su frase porque, de repente, vio algo raro en su perro: había dejado de comer del cazo con pienso que tenía debajo de la mesa y había comenzado a gruñir mostrando los dientes de forma agresiva.
– ¿Y qué esperas que haga? preguntó Sonia nerviosa.
– Tienes que obtener el lugar correcto de la tarjeta de memoria y usar un arma que te daremos para crear una distracción. Estaremos allí para proteger al presidente.
– ¿Al presidente? ¿Qué presidente?
De pronto, Sonia notó que había un dispositivo de escucha escondido dentro del cazo con pienso y se lo hizo saber a los demás con solo mover los ojos.
-¡Rápido, salid del bar! gritó Kim, pero antes de que pudieran llegar a la puerta, un gran automóvil negro se detuvo afuera haciendo un chirrido. Tres figuras vestidas con ropa muy oscura se acercaron y dispararon humo paralizante en el bar. Sonia luchó contra el desmayo, pero fue en vano.
Jahel Virallonga Chavarrías
¡Hola Julie! Gracias por compartir tu capítulo. Saludos. 🙂
Elisa Doutreloigne
Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente. Cuando quiso hacer pedazos la galleta, se dió cuenta que alguien estaba mirándola. no sabía qué hacer y miró hacia el escenario para ver si Natasha estaba ahí, pero no había nadie. ‘Voy a mirar la tarjeta de memoria en mi piso, dijo Sonia en pánico a Naoko. Naoko estaba confundida y preguntó: ¿hay un problema? Sonia tenía miedo de decir que alguien estaba mirándolas, entonces buscó otra manera para dejarlo claro. Pidió una canción para cantar karaoke por lo que Naoko estaba aún más confundida. Pero se dió inmediatamente cuenta de lo que estaba mal cuando escuchó la canción ‘Somebody’s watching me’ de Rockwell.
Naoko miró a su alrededor y vio que un hombre estaba observándola. Se realizó que Sonia se encontraba en peligro y no podría ver la tarjeta de memoria. Quiso advertirla y decidió cantar la canción ‘Run for your life’ de los Beatles. Sonia se dio cuenta que la canción de Naoko era una reacción a su canción. Sin despedirse Sonia huyó a casa.
En camino a su casa alguien la perseguía. Se dio la vuelta y reconoció a su perseguidor. Era un funcionario del gobierno costarricense. Sonia se giró y se puso a correr hacia su piso.
Cuando Sonia llega a su piso, empieza a pensar porque su gobierno la está persiguiendo. Se realiza que no puede confiar en su gobierno. Necesita una idea para engañar a su gobierno. Armar un plan resulta más difícil de lo que pensó. Sonia empieza a sentir frustración, y tira sus cosas sobre la mesa. No ve que la galleta se cae en el cazo con pienso de su perro. Para vaciar su cabeza, decide ir a correr con su perro. Cuando regresa, ve que su apartamento está alborotado. Su perro, Ishi, corre hambrienta hacia su cazo con pienso…
Jahel Virallonga Chavarrías
Muchas gracias Elisa por tu participación. 🙂 Saludos.
Line
Gracias por la invitación, pero ¿por qué me acoges? – preguntó Sonia.
Necesitamos espías en todo el mundo con diferentes orígenes para construir la red de seguridad más eficaz. – dijo Naoko. La cantante de allí actúa para nosotros en muchos eventos, por ejemplo, así que puede pedir información directamente al objetivo o intercambiarla con otros empleados.
Ya veo.- dijo Sonia. En mi caso porque trabajo directamente en el gobierno de puedo facilitaros información del planes de Costa Rica, por ejemplo. Y como su objetivo es la paz internacional, vosotros me daría información sobre sus países para iniciar en secreto la resolución de conflictos o evitar que surjan problemas, en lugar de limitarse a actuar en su propio beneficio.
Exacto. Naoko sonrió. Sabía que eras lista.
Jahel Virallonga Chavarrías
Hola Line, si quieres continuar tu historia que tenga el mínimo de extensión (280 palabras), estaremos encantad@s de leerte. Un saludo,
Caseykral
“Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente. Trató de comer la galleta pero adentro tenía un USB, pensó que era una lástima porque la galleta parecía deliciosa. Luego se fue a su hotel para ver que información contenía el USB. Apenas llegó, lo colocó en su ordenador y abrió los archivos. Quedó estupefacta al ver lo que había en el USB, se trataba de una nueva tecnología alinígena para observar de cerca al mundo a través de casos de piensa que serían utilizados para servir la comida a todos los perros mascotas. En ese momento Sonia supiso que Naoko y la campeona de sprint no eran más que espías de otros planetas que solo querían invadir nuestro planeta.
Ante tal amenaza quiso alertar al mundo de lo que estaba pasando. Entonces jaqueó el sistema nacional de información y envió el contenido del USB a todas las naciones del mundo a traves de todas las redes sociales existentes»
Jahel Virallonga Chavarrías
¡Muchas gracias CaseyKral! si quieres continuar tu historia que tenga el mínimo de extensión (280 palabras), estaremos encantad@s de leerte. Un saludo,
lorraine Susan
“Al entrar en el bar, Sonia se quedó de piedra: la campeona de esprint estaba cantando en ruso…”
Se sentaron enfrente del escenario.
-Usted es una astronauta muy famosa, ¿No?-
Sonia preguntó a Naoko.
-Desde que yo era niña le admiré y ahora, no puedo creer que estás aquí en mi propío país. ¿Le gustó el museo?
Naoko hablababa el español perfectemente, justo como que hubiera nacido allí. Sonia tenia que admitirse que ella era muy lista.
Naoko le dijo a Sonia que prefería que Sonia le hablara usando la forma tú y, por eso, Sonia se preguntó si ese mujer querría que Sonia estara más colaborativa con ella. Sin embargo, Sonia buscó su arma dentro de su cinturón sabiendo que esto podría ser una trampa.
El cantante teniá una voz muy fuerte y se dijo que, en realidad, no era a su gusto dado que Sonia siempre había preferido las canciones que ella había nombrada melodias sin palabras. Notó que había un bulto en el bolsillo derecha de la cantante y Sonia pensaba que podría ser una pistola si era un rehen de Naoko. También, se sentía preocupada que todavía solo quedaba poco vida en su movíl.
«Dime», dijo Naoko repentinamente. «¿Por qué me estás siguiendo?
«Eres una espía, ¿No? Pues, permíteme darte una advertencía. Acabas de entrar en una guerra abierta conmigo. Amo a mi país y intento de hacer cualquier cosa que sea necesario para que este proyecto despegue. De caulquiera manera, ese patrimonio, los artefactos y todo del demás, en realidad es lo nuestro y siempre había así. Todo de esto, pertenece a mi país y eso es el punto de vista exacto de mi gobierno y de todo el mundo. Ya sabe, tenemos la razón. Ahora, déjame reclutarte o mi amiga allí, la con la voz horrible te va a disparar»
Jahel Virallonga Chavarrías
¡Muchas gracias! 🙂
Petra
Al entrar en el bar, Sonia se quedó de piedra: la campeona de esprint estaba cantando en ruso. Naoko Yamasaki estaba al lado de Sonia, observándola por el rabillo del ojo. Sentía emanar de esta mujer una mezcla de ansiedad, asombro y una falta total de comprensión. Entonces se acercó a ella, le tocó el brazo para llamar su atención y le preguntó si quisiera acampañarla a une mesa en un rincón oscuro del bar.
Se sintieron mientras la campeona de esprint cantaba las últimas notas de la canción rusa.
‘¿Bueno, sabe cantar?’, preguntó Naoka.
‘¿Pienso que no somos aquí para hablar de canciones y cantantes, no?’, replicó Sonia.
‘¿De qué hablan?’ Era la cantante, la deportiva, la mujer que había tomado el folio de Naoka antes de irse a toda pastilla, y que finalmente estaba cantando en ruso en este bar de karaoke.
Las tres mujeres se miraban. Un silencio incómodo se instalaba. ¿Cuán bien se conocí an? Segundos parecían minutos. Fue el camarero quien interrumpió el silencio, preguntándoles lo que querrían comer y beber.
Cuando se había ido, Sonia tomó la palabra mientras que miraba a Naoka: ‘Bueno, soy Sonia, estaba buscando a une persona japonesa…’.
‘Soy Naoka, estaba buscando a una rusa…’
‘Soy Svetlana, debía encontrar a una persona con un jarrón kintsugi que debía darme un folio de importancia internacional, en un sobre sellado’.
En este momento, las tres se realizaron que ninguna de ellas conociera a la otra y que debían encontrarse para algo muy secreto, de importancia internacional, y también – y eso estaba lo peor – que podrían ser juguetes de un conjunto más grande, quizás de criminalidad. Tres agentes encubiertas. Tres mujeres super profesionales juntas en un bar con una sola salida…
Jahel Virallonga Chavarrías
¡Muchas gracias Petra! 🙂 Saludos.
Alicja
Al entrar en el bar, Sonia se quedó de piedra: la campeona de esprint estaba cantando en ruso…
Sonia se puso blanca como la leche. No podía creer lo que sus ojos veían y lo que sus orejas escuchaban. ¿Era posible que la campeona de esprint fuera una espía extranjera? ¡Qué horror! ¿Qué debería hacer ahora?
Naoko notó su incomodidad y decidió hablar.
– Cálmate. Sé que puede parecer raro, pero todo es mucho más complicado de lo que te dijo tu gobierno.
– ¿Qué quieres decir?
– Quiero decir que no sabes la verdad. No sabes lo que realmente está pasando aquí. – Naoko buscó en su bolsillo y sacó un sobre. El mismo sobre que Sonia había visto antes en manos de la campeona rusa. – Aqui hay algo que va a cambiar tu vida.
Sonia levantó las cejas.
– Mira, tengo una misión extremadamente importante y tenía que encontrarte para…
Naoko la ignoró y abrió el sobre. Sonia esperaba ver dentro algún tipo de carta, pero la realidad la sorprendió. En lugar de una carta ella vio… una galleta de jengibre.
– ¿Qué es eso? No entiendo.
– Es el símbolo de nuestra organización.
– ¿Organización?
– Sí, la sociedad Internacional de Espías. Natasha y yo somos ambas miembros. No trabajamos solo para nuestros gobiernos, pero sobre todo estamos juntos a cargo de mantener la paz mundial. No tienes ni idea de lo mal estaría todo sin nosotros. Pero aprenderás todo pronto. Esta galleta de jengibre es para ti. Dentro encontrarás una tarjeta de memoria con toda la información que necesitas para entender lo que estamos haciendo y cuál será tu papel en este escenario. Bienvenida a nuestra sociedad.
Naoko le dio un sobre con una sonrisa misteriosa. Sonia no sabía qué pensar, pero después de un momento de vacilación, recogió la galleta y la miró atentamente.
Daniel Hernández Ruiz
Gracias por participar 🙂
Merche
De Nathalie, Lucie y Danielle, alumnas de UCP3A-Toulouse:
“¡Allí está! ¡Allí está!”, se dijo, al divisar el logotipo en el uniforme que llevaba. Era una mujer de rasgos japoneses, pequeña y morena. Sonia pensó que había llegado el momento del reconocimiento y sacó su pañuelo blanco del bolso mirando a la mujer recién llegada para ver si se tocaba la oreja derecha. Enseguida se acercó a ella y juntas se dirigieron hacia la salida del museo, que iba a cerrar en ese preciso momento.
Delante del edificio las esperaba un banco pintado de blanco y se sentaron frente al jardín. Las dos mujeres se presentaron y se pusieron a hablar de la misión. Sonia le enseñó el documento que le había entregado el Presidente. La mujer japonesa sacó también un documento importante.
Cada una expresó sus argumentos con mucha fuerza sobre el tema del decubrimiento de ambos países. La japonesa aseguraba que la técnica de la cerámica había comenzado en Japón 15.000 años antes de JC, y como prueba le enseñó una foto del jarrón kintsugi que los arqueólogos encontraron en Costa Rica. Era muy consciente de la gravedad de esta revelación y de las consecuencias que tendría en el pasado de Costa Rica. En primer lugar, afectaría al impacto del turismo de los japoneses en Costa Rica y, por consiguiente, acarrearía no pocos problemas económicos.
(Continuará…)
Daniel Hernández Ruiz
Gracias por tu respuesta 🙂
Rudy Wall
¡Ahí está, ahí está! se dijo, al divisar el logotipo en el uniforme que llevaba. Era una mujer.
» ¡Qué suerte!» pensó Sonia, «Puedo trabajar con una compañera al otro lado del mundo, una mujer que probablemente haya tenido que superar retos parecidos a los que yo misma me he tenido que enfrentar en mi carrera».
Sonia, la mujer inteligente con la capacidad de observación, tenía un plan. Ella había descubierto, durante su corto uso del móvil, que un jarrón costarricense en el sitio del museo nacional de Tokio tenía un diseño muy parecido a los diseños de los Mayas. Ella sabía que los antropólogos de América Central trabajan con la idea principal de que hubo un intercambio histórico entre los Mayas del norte y los indígenas de Costa Rica y era más probable que el diseño del jarrón tuviera conexiones con el mundo Maya que con el del Japón.
Ella sabía también que los periodistas que probaron la teoría de que los japoneses habían explorado Costa Rica antes que España, habían usado este diseño de jarrón Kintsugi como evidencia principal de sus conclusiones, pero no había ninguna otra evidencia histórica de la presencia japonesa salvo ese jarrón. No había ningún dato disponible sobre transporte, comunicación o vivencia japonesa.
Como agente policial ella quería examinar y comprobar todos los datos, y ella había sospechado que los periodistas que habían comprobado la teoría, en realidad no eran historiadores, sabía que tampoco habían trabajado con historiadores y antropólogos del prestigioso Centro de Investigación y Cultura Maya, situado en Heredia, Costa Rica.
Por eso, el plan de Sonia era examinar en detalle el diseño y procedencia del jarrón y obtener más información para corroborar sus sospechas. Afortunadamente tenía una amiga en el Centro de Investigación y Cultura y con la ayuda de su amiga pudo comprobar que efectivamente se trataba de un diseño Maya y, aunque los de japón eran similares, los periodistas habían cometido un grave error.
Quedaban solo algunos minutos antes de la conferencia de prensa que haría el Presidente de Costa Rica ante toda la nación sobre este asunto.
Daniel Hernández Ruiz
Gracias 🙂
KAREN BONFANTE
Había una mujer disfrazada de conductora de tren, tal como le dijeron a Sonia que habría. Ella era la agente encubierta japonesa con la que Sonia tenía que contactar. Sonia se acercó al agente y se presentó, el nombre del agente era Sara, decidieron tomar un café juntas y discutir qué hacer a continuación. Sabían que algunos artefactos indígenas demostraban que los japoneses habían explorado Costa Rica mucho antes que España y este descubrimiento llevaría a una situación enrevesada a nivel internacional, con altos riesgos de desestabilizar no solo a Costa Rica, sino a toda Centroamérica. Sonia necesitaba entablar una conversación importante con el presidente, pero recordó que su teléfono necesitaba cargarse porque no tenía adaptador. Aunque Sonia solía estar tranquila bajo presión, estaba muy malhumorada por esto, tal vez debido al largo vuelo. Sara, la agente encubierta japonesa, decidió que debían descansar y reagruparse al día siguiente. Al día siguiente, faltaban todos los documentos y datos sobre este tema secreto. Alguien había robado los documentos físicos y los dispositivos electrónicos de Sonia y Sara. No sabían qué hacer. ¡Esta fue una misión de alto secreto del presidente! Esto fue muy serio para ellos, ya que seguramente perderían sus trabajos y cuando la prensa se enterara, sus rostros estarían en todas las noticias. Decidieron esconderse y vivir una vida normal con trabajos normales en América del Sur.
Daniel Hernández Ruiz
Gracias, Karen 🙂
Juan
“¡Allí está! ¡Allí está!”, se dijo, al divisar el logotipo en el uniforme que llevaba. Era una mujer Japonesa de unos cuarenta años, y tenia pelo negro. “¡Ella encaja con la descripción!”, se acercó a ella. Pronto Sonia se dio cuenta que esta conductora no era la persona correcta, porque ella estaba solo hablando Japonés. Sonia había decidido ir al museo antes de que cerrará.
Sonia llegó a la puerta justo antes de las 17:00. Entro sigilosamente al cuarto donde estaban los artefactos indígenas. Sonia intentó robarlos pero se activó la alarma. Entonces ella empezó a escapar del museo. Primero, ella corrió a la estación más cercana. Después utilizó el sistema de tránsito complejo para confundir a los policías. A pesar de que había estudiado ese sistema en el avión, no sabía el sistema completamente y se perdió. Cuando estaba entrando en pánico, la conductora japonesa se acercó y le ayudó a escapar. Le susurro, “No admití conocerte antes porque la seguridad nacional estaba vigilandote.”
Sonia volvió a Costa Rico a salvo pero sin los artefactos indígenas. Entonces el presidente no estaba feliz con ella. El gobierno evitó conducir a una enrevesada situación internacional y no pudo castigar a Sonia. Así que la historia de la primera exploración de Costa Rica por japoneses se convirtió en un misterio.
Tamires
Era una mujer japonesa, un poco más vieja que esperaba, pensó Sonia. Ella se aproximó: ¡Hola! ¿Cuándo es el próximo horario del metro? La mujer le respondió muy rápidamente: A las cinco y media. Vá al baño de la estación, al otro lado de la calle, aquí ya estará cerrado.
No era exactamente para usar el baño. Sonia lo sabía. Entonces, así cumplió el orden y se fué como una turista. Llegando al baño de la estación, la mujer no estaba allí, pensó: Fué engañada. Pero luego ella llegó y, sin decir
una palabra, abrió la puerta para el área de trabajadores, siguió por un camino oscuro, subió unas escaleras y salió en otro baño: estaba en el museo nuevamente. ¿Cómo fué posible? Aquel gran salón estaba sin nadie. Y así llegó a la sala cerrada para los turistas: estaba allí: un jarrón kintsugi. Y no sólo uno, era una sala llena de ellos.
Daniel Hernández Ruiz
Gracias por tu continuación de la historia 🙂
Daniel Hernández Ruiz
Gracias, Juan 🙂
Maria Cecilia Jerardino Etcheverry
Hola, buenas tardes
Algunos de mis alumnos han enviado textos, sin embargo no están publicados. Me preguntan, pero yo no sé de qué depende. Por favor ¿podríais decirme algo?
Muchas gracias,
Cecilia J.
Daniel Hernández Ruiz
Tenemos que aprobarlas previamente. Mira a ver si es alguna de las que acabamos de validar.